Un reserva embotellado
y varios metros de piel,
aún por rastrear.
Las lágrimas acumuladas
y las pinzas con que prendo el pelo,
que a ti te gusta liberar.
Algún reguero de sudor
y las caricias que nacieron
sobre mi almohada, ayer.
Un rastro de canela y miel
que baje hasta los pies,
para que te pierdas en él.
Los deseos que arrugan
mis sábanas blancas,
y los sueños a medio hacer.
Un libro de poemas
para leer entre los dos.
Los labios rezumando besos,
un puñadito de lujuria,
y otro de arrobo y emoción
para mirarte a la luz
de las velas, con ilusión.
Todo esto meteré en mi maleta
por si no salimos estos dias,
ni tan siquiera para comer.
Consuelo
Mayo 2012
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