Nunca pude acudir desnuda,
siempre llegaba a nuestra cita
encorsetada y vestida
con tules de gasa y ausencia.
Siempre quise desnudarme
y nadar por donde circulaba tu sangre.
Pero me asustaba el salto desde tan alto
hacia tus pozos profundos y azules
de tinta incendiada.
Consuelo
Septiembre 2012
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