Me consume la anarquía de las palabras
que se abrigan detrás de tus labios
y me ignoran.
Respiro y me asola la ciudad perdida
que se obstruye en tu mirada
y me la roba,
mientras tú, silenciosamente,
me anudas con los miedos que desatas
desde la punta de tus dedos
y los detienes
justo a un palmo de la caricia
que podría liberarnos.
Intento robar los segundos
que te roban
y te llevan
más allá de los horizontes
de mi alma.
No puedo seguirte
hacia donde tu luz se hace penumbra
hacia donde tu voz se esconde
silenciada.
Me quedo aquí, donde los besos,
borrando a versos
el ritmo de tu torpeza
cuando juegas con el aire que te lleva
y te alejas de las fronteras
de mi piel y de mi mente.
Consuelo
Agosto 2012
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