Quise gritar la palabra catástrofe,
advertir que yo misma amenazaba
con desbordarme en mares de lágrimas.
Quise gritar tantas cosas...
tal vez, también, que te quería.
Pero ya habías clavado tu nombre
entre mis labios entreabiertos,
y solo pude pronunciarte.
Consuelo
Agosto 2012
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