Oigo vuestros susurros a mi paso.
--Miradla! -- decís moviendo vuestros labios a un centímetro del silencio...
--La Reina de todas las Ítacas cabalga de nuevo ante nosotros -- murmuráis, mientras al trote recorro el breve espacio que me separa del embarcadero donde, al vaivén de las olas, se mece la nave que ha de llevarme a los siete mares conocidos.
Antes de amurallarme en cotas y mallas de duro acero dejo mi cuerpo libre, cubierto tan solo por una leve túnica de gasa blanca que ondea al viento, al cadencioso ritmo del paso de mi caballo. La melena al aire, antes de ser trenzada y escondida nuevamente bajo pesados protectores de metal.
--La Reina vuelve a los mares -- puedo leer en vuestras mentes lo que los labios no quieren formular. Y se que teméis por mi suerte. Por el destino de vuestra soberana.
Os veo como rendís vuestras cabezas a mi paso, como os postráis ante la diosa poderosa que llevo dentro.
Y cabalgo orgullosa de mi destino, y de la veneración que me mostráis.
Yo, la Reina de todas las Ítacas he vencido al más poderoso oponente que se pudiera imaginar: al rey de los dioses, Kronos y a su ejército de Titanes y Cíclopes.
Después de batallas sin igual, el rey de reyes, Kronos y yo nos enfrentamos en una lucha a muerte. El rey de dioses acompañado de sus mejores estrategas vino a mi encuentro en la penúltima luna del invierno. Me hallaron sola y desprevenida, más no por ello me rendí ante ellos.
Un titánico Presente se revolvía contra mí, como una cobra de mirada amarilla y febril, sabiendo que solo habría un vencedor. Buscaba reabrir todas las heridas sumergidas que se transparentaban en mi piel...
Necesitaba un arma poderosa para enfrentarme con tan sanguinario enemigo. Así que sin buscar, esgrimí como espada el Amor y como escudo elegí la Confianza.
Con tan poderosa armadura rompí en dos la afilada curvatura de su arma, forjada con las más sólidas aleaciones de los Miedos Imaginados.
Cuando el filo de mi espada sesgó el cuello de mi oponente, el Presente fue mío. Y el Futuro, desarmado por la voluntad de mi gesta, entregó sus armas en un acto de rendición total.
Vencidos Presente y Futuro supe que podría encontrarme con el Pasado cara a cara, en cualquier momento de mi viaje. Y supe que siempre había sido mío. Supe que yo era la creadora y su única poseedora. Que al final de mi viaje podría sonreír sabiendo que yo, le había salido al encuentro para darle la forma que habría deseado.
Y ahora que ya son épicos los hechos, me embarco de nuevo, libre de todos los Tiempos. Para conquistar mi destino.
Consuelo
Julio 2012
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
ResponderEliminardebes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
K.kAVAFIS