Que dura
que despiadada la vida
cuando se trata de amores verdaderos.
Tú, dándome muerte traicionera
alevosa,
hundes tu cuchillo
hasta donde mis entrañas
te guardan.
Resucitas con tu golpe
los muertos que lo han sido
por mi mano,
igual de alevosa y traicionera
que la tuya.
Y haces que me duelan doblemente
todas sus muertes
y las que a caballo
vienen sobre la tuya,
con la que ahora me torturas.
Consuelo
Julio 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario