Al amanecer he visto
mi savia verde
derramada por los campos de Galicia.
Al mediodía he visto
como se vertía mi sangre
desde las venas
y teñía de verde
los mares de mi tierra.
Al anochecer todo era verde
como verde era el aire
que todo se lo llevaba,
con sus manos verdes
y su verde mirada.
Y así vi
antes de la madrugada
que nada quedaba,
salvo un punto de luz verde
ardiendo en mi mirada.
Tan sólo un poco más tarde
ya nada quedaba.
Consuelo
Abril 2013
Qué espléndida manera de describir el sentimiento tan arraigado de los gallegos ante vuestra tierra siempre tan verde.
ResponderEliminarY para rematar, ese "punto de luz verde ardiendo en tu mirada".
He llegado a sentir escalofríos, casi veo tu querida Galicia desde tus ojos.
Eres genial.
Un fuerte y muy verde abrazo.