martes, 20 de noviembre de 2012

SAMSARA























sssssSSSSSSsssss


Recuerdo haber viajado en el interior de una lágrima
antes de que el primer hombre naciera.
Viajé por un universo lleno de esferas
y era su música lo que me transportaba
desde donde se iniciaba la luz
hacia donde la oscuridad y el llanto esperaban.
Era mi propia lágrima.
La última.
La única.

Así me dolía separarme de lo que ya conocía.

A veces tengo recuerdos así,
de otros tiempos,
antes de que el espacio surgiera.

Tiempos de cuando mi rostro brillaba
con la luz de todas las lunas de otoño
y todos los soles giraban dentro del alma.

Atravesé todos los cielos,
desde la primera luz hasta los tiempos oscuros
llenos de misterios y hambrunas.

Me lastimaron todas las aristas
de los espacios que ya no conocía.

Perdí la memoria de mis luces de luna
y todo era negro y oscuro
por donde yo me movía.

Todos los silencios estaban vacíos...
y eso también me dolía.

Pero al inicio de la primera travesía 
guardé sin querer una pequeñísima luz
en algún lugar escondido de mi corazón...
ella sí que sabía hacia donde tenía que ir.

Así fue como atravesando miles y miles de muertes
aprendí a recoger todos los llantos que siento
y aprendí la única forma en que te podía querer.

He tenido todos los nombres,
sin que ninguno me pudiera nombrar.
Cuando lo encuentre,
al único que me pueda llamar,
tal vez recuerde el camino de vuelta
y pueda al fin regresar al hogar.


Consuelo
Noviembre 2012

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