He regresado a casa jugando con la noche.
La he convencido de que el eco en la niebla
no era el de mis pasos hablando contigo
sinó tu corazón latiendo en mis venas
redoblando hasta el infinito lo que yo siento contigo.
Y ha terminado por ver que las sombras
no se multiplicaban por mi
sinó que eran nuestras risas
corriendo a abrazarse a nuestro alrededor.
Consuelo
Noviembre 2012
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