Hubo un tiempo en que fuí todas las palabras... luego me hice carne y habité entre vosotros. Desde entonces camino errante en busca de la Palabra Prometida, ésa que me fue destinada para reencarnarme en el Verbo y poseer nuevamente el don y la magia de todas las palabras.
domingo, 9 de diciembre de 2012
CONFIESO QUE HE VIVIDO...
Se ha cumplido la promesa del atardecer y ha llegado la noche, una vez más...
Con la frente pegada en el cristal de mi dormitorio la veo llegar, como un maravilloso misterio.
Y pienso con lentitud mientras la siento ...
He pasado ampliamente el ecuador de mi vida y puedo, al llegar la noche, echar un vistazo y examinar lo vivido.
Puedo hacerlo manteniendo la respiración tranquila, es cierto que he hecho sufrir a quienes más quería, pero he pagado mi precio por ello, y hoy ya puedo constatar que no sufren, que han aceptado los pasos que mi vida exigía para ser plenamente vivida.
Los amo intensamente, y me aman.
Puedo mirar la noche con ternura, recorro con la vista mi dormitorio, mi casa y mi vida... y me siento en paz. Podría morirme esta noche porque tengo las cuentas hechas al día... no voy dejando ninguna palabra para mañana, ningún beso guardado, ningún abrazo escondido ...
Es cierto que me quedarían muchas cosas por hacer, muchos sitios que conocer, muchas personas que podrían llegar a mi vida... pero todo son suposiciones, los podría ya no cuentan...
Amar cada día, vivirlo pensando que quizá sea el último... poder enfrentar mi atenta mirada con paz en el espejo sin pensar en mañana... son actitudes ya diarias.
Ningún lamento debería acompañar mi marcha, porque lo vivido ha sido intenso, sigue siendo intenso. Pero es una intensidad momento a momento, llenando todo el espacio, sin dejar nada pendiente ... es como cerrar todos los círculos sabiendo que no habrá oportunidad de volver sobre mis pasos para corregir trazos dados en falso.
No son círculos perfectos, es cierto; son líneas que conllevan errores, podrían ser finísimas lineas hechas con sabiduría, pero no, mis trazos están hechos con un pulso que denota los latidos de mi corazón... no son perfectos, pero son sinceros... y siempre espero que cada círculo sea mejor.
La vida de un hombre que amó durante toda su existencia cupo en una pequeña frase.
"Confieso que he vivido"... bajo tan solo cuatro palabras, se esconde también toda mi biografía.
Consuelo
Diciembre 2012
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