Adoro los abrazos que saben a invierno
a lluvia ahí afuera
y a leña encendida.
Que saben a café
a páginas leídas de un libro
a roce de piel contra piel
a susurro de sábanas
a calor de otro ser
y a hogar.
Y me dejo estremecer
por esos otros abrazos
más íntimos todavía,
más allá del cuerpo que se funde en otro cuerpo,
que apenas saben a tacto
o a piel
pero que hablan el misterioso lenguaje de lo eterno,
de la inefable naturaleza del tiempo
del significado de la vida,
y de la infinitud...
C
Noviembre 2019
a lluvia ahí afuera
y a leña encendida.
Que saben a café
a páginas leídas de un libro
a roce de piel contra piel
a susurro de sábanas
a calor de otro ser
y a hogar.
Y me dejo estremecer
por esos otros abrazos
más íntimos todavía,
más allá del cuerpo que se funde en otro cuerpo,
que apenas saben a tacto
o a piel
pero que hablan el misterioso lenguaje de lo eterno,
de la inefable naturaleza del tiempo
del significado de la vida,
y de la infinitud...
C
Noviembre 2019
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