Que atroz responsabilidad
ésta,
la de nombrarte,
y que a cada vocal de tu nombre
le corresponda la creación de una estrella nueva,
y que a cada consonante
un huérfano planeta
o una constelación
eternamente vibrante.
Tantos soles en gravitación constante
desde entonces ...
Y que después de cada respiración
para abarcarte
surja una destrucción inigualable
y un big bang consiguiente
todavía más enorme
y más grande,
como mi corazón
latiendo
eternamente
y pronunciándote...
Qué terrible responsabilidad
y que misterio más enorme y más grande
este
el de intentar pronunciar tu nombre
y abarcarte.
C
Diciembre 2019
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