.
A veces se me ajusta tanto la vida
que la siento como un guante.
Unas veces de seda,
infinita suavidad que se desliza
hasta rozar y descansar
en el más alto reino
de mis brazos.
Otras, como un corto mitón
deja mis dedos,
desnudos,
al aire frío del invierno.
Pero otras veces
no encuentra nada donde ajustarse
y ese guante vuela,
vacío y lento,
sobre campos infinitos
llenos de misterio.
C
Mayo 2017
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