sábado, 20 de mayo de 2017

LA CREACIÓN


A veces me pregunto que hubiera ocurrido en la bóveda de la Capilla Sixtina si Miguel Ángel hubiese sido mujer, más aún, si hubiese experimentado la maternidad.

Y me digo que, de haberlo sido,  jamás habría creado esa distancia, separación infinita, entre ambos seres, entre ambos dedos, el del creador y el de lo creado.

Si hubiese sido madre, habría pintado ambos dedos como una perfecta fusión en si misma, creo que habría inventado para ese espacio como un universo en expansión donde tendrían cabida infinitos planetas, infinitas creaciones, casi como una continuación del sí mismo que todo lo abarca y que no conoce principio ni conclusión.

Habría pintado algo así como una voz y todos sus ecos en perpetua expansión. Pues todo ello es lo que acontece con la maternidad.

Quizá habría pintado en ese hueco un vientre haciéndose universal, infinito, creador y portador de vida.

Habría ideado tal vez, como dibujar una generosidad inconcebible, la que entrega su propia materia palpitando, en una ofrenda sin condiciones.

Desde el instante mismo de la concepción, esos dedos, tal como hacen los nuestros, habrían  experimentado la eclosión pura que surje de la creación, sin importar quién es madre y quién hija, pues la maternidad es también ese rol de transmutarse en juego, puro vértigo donde tan solo experimentamos la sensación de dar y dar y dar ... hasta hilar tan fino, como sentir que somos el aire mismo donde se sostiene la vida que nos precede y la que nos sigue.

El espacio entre nuestros dedos no es un silencio vacío de todo sonido, de toda expresión, sinó que es fuente de energía, es la propia vida cantando o rugiendo, escurriéndosenos por entre los dedos.

Es un derramar estrellas y latidos, que nos va convirtiendo en fuentes, en mares, en seres divinos...

Te quiero pequeñaja.

Ojalá sigas creciendo tan llena de hermosura, de verdadera belleza, de generosidad y altruismo. Tan llena de vida. Para que así la desbordes hacia todos los que te rodean y se cruzan contigo. Para que todos se vayan respirando la dulzura de haberte conocido.
Ojala sigas regalando así la belleza y la vida, con cada año cumplido.

C
Mayo 2017





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