.
Frente a mí el océano
inmenso, poderoso,
eternamente subyugándome.
Yo, nadadora de aguas poco profundas
desde mi pequeña charquita
-con agua tan insuficiente
que no puedo ni ahogarme-
lo observo,
y lo siento distante y ajeno.
Pero, tú sabes?
En las noches claras
cuando sube la luna
y se refleja en mis aguas
y brilla en mi cara,
cien mil ciudades sumergidas
emergen ante mí.
Y la charca se vuelve profunda
y giran las aguas a mi alrededor
y cien mil reyes emergen
y rinden sus reinos a mis pies.
C
Septiembre 2016
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