Soñé que era un pez muy brillante
feliz de nadar en su mar.
Una tarde extraña
tras sus escamas doradas
nacieron, de plata, unas alas
para que su cuerpecito de luna
pudiera volar.
Así sucede ahora que a veces
puedo volar y recostarme en el regazo del sol
o nadando en lo más profundo del mar,
acurrucarme callada
donde en silencio cruje la sal.
C
Abril 2016
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