No fueron las mariposas azules las que vinieron por mí.
Se vistió la luna de plata, y el cielo lo hizo de añil
y se volvió la noche una estela brillante
sobre los mares que hablaban de tí.
Algo de fuego y un poco de luz,
un rastro de estrellas y una leve inquietud,
algo así, disfrazado de abrazo fue lo que vino por mi.
C
Abril 2016
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