viernes, 17 de abril de 2015

La primera luz de las estrellas


Ya no me asustan los cielos gigantes
esos que se desploman, te cubren y te hieren
con su belleza afilada 
mientras penetran el alma.

Hubo una noche llena de estrellas
en la que andaba perdida y a solas,
cubierta de sombras...

Mientras sobre el frescor de la hierba
estaba de espaldas, cautiva entre la tierra y el cielo,
extendí mis manos para capturar una estrella
pensando prenderla en mi frente
para que tú, siguiendo su brillo,
 me reencontraras.
.

Cuando casi la tenía cogida
supe que no podría retirarla,
porque mis brazos serían montañas,
continentes enteros,
puentes infinitos, senderos 
por donde se deslizarían todos los mares 
de afiladas y brillantes estrellas.

Todas querrían venirse a descansar en mi frente
y yo misma me convertiría en lucero
para volver a brillar como si fuera el primer instante
del primer primero de enero...

¡Que oscuro y que triste quedaría el espacio
donde nacen las noches
si yo, ahora, retirase mi dedo y dejase abierto ese hueco
por donde, una tras otra caerían,
todas las estrellas
hacía donde comienza mi cielo. 

C
Abril 2015


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