viernes, 24 de abril de 2015

Feliz cumpleaños, Álvaro.




Me gusta esta vieja fotografía ... ¿cuántos años la separan de hoy en que tú vuelves a celebrar un nuevo cumpleaños?


En aquel entonces eras un tremendo dilema para muchas personas, que no encontraban la manera de ponerse a tu altura... eras un incesante creador de juegos. 
Eras una incesante actividad.  Creadora y destructora. Una escuela de paciencia para mí.
¡Qué brillo desbordaban tus ojos con aquél hacer y deshacer!
Construíamos torres hasta el techo de tu dormitorio que desmoronábamos en un segundo. 
Y construíamos diccionarios e historias con tus palabras inventadas tan llenas de razón.
Qué dulces tus pequeñas manos construyendo mi cara y que dulce y tierno el momento en que tu cabecita descansaba en el arco perfecto de mi cuello y allí te vencía el sueño silencioso y acompasado...

Tu alegría desbordante, inocente y tierna, inundaba siempre mis territorios más secretos. Todavía vienen efluvios de aquellas intempestivas y poderosas risas de complicidad y se caen de nuevo todas las murallas que pudieran protegerme. 
A veces tenía que ponerme seria por fuera para lograr tu atención y por dentro me moría de la risa...

Ah! el tiempo que ha pasado...

Vuelvo la vista atrás y siento que por el hecho de tener hijos he sido bendecida por la luz. 

Si ya de por sí es fascinante sentir el misterio que se renueva en tu vientre latido a latido... todavía lo es más sentir y descubrir que está ocurriendo algo más hermoso que multiplicarme. 

Porque una cosa es desgajarse y morir por instantes, dar a luz y TENER hijos y otra muy distinta es crecer y multiplicarse, SER madre. 
Aunque las dos formen parte de la misma moneda...

Es la eterna diferencia entre tener y ser.

Cuando eres madre te conviertes en continente y dejas de ser una isla pequeña y cuerda. De pronto nacen en tí ríos de leche, y alimentarías legiones de manadas y poblados enteros; y te creces y eres como inmensas sabanas tropicales, o estepas, desiertos y vergeles, eres un continente y sus ríos, y los mares que los sostienen, y aún más allá dejas de seguir el curso de los astros, y te conviertes en el mismo sol si precisas que el día se alargue, o en la luna menguante si precisas que se acorte el día y que llegue la noche; te haces cama y colcha, doctor, dragón de nubes defensor de sueños que todo lo puede; capitán de barco, narradora de historias, cocinera, investigador privado, pordiosera de besos y abrazos, encuentralotodo, imán y aventura, intermediadora o ciega y sorda eventual y una constante impulsora, creadora de recursos y seguridades, estrella de los vientos, creadora de futuros; hoja de rutas, adivina y lectora de manos .... 

Hasta que de pronto un día vuelves a parecer normal, aunque nada siga siendo normal... porque ser madre lo es para siempre; pero es como que se recupera otro continente y ahora el que todo lo puede es el ser que antes era indefenso y pequeñajo. Y te da lecciones que debes aprender para mantener el mismo lenguaje.

Es divertido este nuevo papel también, en el que tener hijos te condiciona a dejarlos pasar por delante de ti, a reconocer que siempre sabrán mejor que tú muchas cosas, como manejar algunos mandos, traducir canciones, cocinar incluso o reservar cruceros ... pero en este maravilloso juego, el ser madre te da ventaja y te  lleva a seguir dando la vida por ellos...

Te hace grande y te enseña a compartir, a mirar con ojos de madre y a sentirte algo así como madre de otros seres, protectora de todas las cosas ....

Otros misterios de la vida.

C
Abril 2015


2 comentarios:

  1. Felicidades a tu Álvaro... ¡Cómo pasa el tiempo!

    Bicos, meniña.

    ResponderEliminar
  2. Una hermosa, dura y grata experiencia.
    Besicos para ti.

    ResponderEliminar