Allá, por la primavera,
la elección era simple,
piedra, papel o tijera...
A este lado del otoño,
exhausta,
he cambiado las reglas del juego
y he dejado, sin pena,
todas las aristas fuera.
C.
noviembre 2013
Hubo un tiempo en que fuí todas las palabras... luego me hice carne y habité entre vosotros. Desde entonces camino errante en busca de la Palabra Prometida, ésa que me fue destinada para reencarnarme en el Verbo y poseer nuevamente el don y la magia de todas las palabras.