sábado, 21 de septiembre de 2013

Cuadernos de viaje





Antes de llegar a la entrada que me llevará al Jardín Secreto
he ido atravesando bosques hambrientos
poblados de árboles blancos
entregados al viento del miedo.

Cruzar las intrincadas veredas
supuso entregarles mi voz y mis labios,
dejar todos mis brazos derramados
como puentes sobre los abismos permanentes.

Agoté las fuentes donde manan los llantos
antes de que mis pies me llevaran sobre desiertos tan blancos
donde crujen los soles al ras de los suelos
y amanecen las lágrimas de sal
tatuadas bajo la piel.

Todavía busco el lugar donde nace el árbol sonoro
del que brota una brisa suave 
que inunda de una fresca ternura
mi corazón y le susurra:
Ven!

Consuelo
Septiembre 2013

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