El amor del jardinero
por la buena cosecha
por la buena cosecha
le hace destripar la tierra
clavarle la azada
y hundirle los dedos
hasta el grito lastimero.
La desmenuza y la tritura,
pero ella se deja
y calla.
No es el amor la flor que luego brota
o la simiente que más tarde asoma,
o la simiente que más tarde asoma,
ni el árbol visible y fuerte
sinó la tierra como vientre
que en silencio
de sí misma hace ofrenda.
Consuelo
Junio 2013
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