Más allá de cada uno de nosotros,
donde nos sentimos
como un eterno Gulliver,
atados y sometidos
a cientos de estacas de madera,
-o simple infinitud de deseos-
enraizando nuestros dedos
heridos
y florecidos en el miedo,
sobre una tierra estéril
existe una misma tierra
fértil y hermosa
donde cada línea perdida
encuentra su perfecta armonía.
Solo hay que descubrir
la belleza olvidada.
Latir.
En cada línea de esas,
perdidas,
y desconocidas,
existimos cada uno de nosotros
eternamente
bellos y hermosos.
Eternamente florecidos.
C
Abril 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario