Volver a las cosas sencillas
a las conversaciones de palabras cortas
de abrazos largos
y de cristalinos y frondosos silencios.
Con uno mismo.
Volver al corazón de la piedra
que cuando es lanzada
se desprende de ella
y formando ondas
se derrite en el agua.
Como una ofrenda.
Volver a lo íntimo y a lo sereno
que habita en nosotros
deshacer nuestros límites
como si un reflejo en el agua fueran
que tiembla un momento
suavemente se agita
y en silencio desaparece.
Revelando profundidades.
C
Septiembre 2017
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