Desde las almenadas torres
de mi eterno castillo
bajan escaleras de esparto
a veces de oro
y otras de plata
para llevarme a cabalgar
a solas
a solas
por los desiertos páramos
de la noche estrellada.
de la noche estrellada.
Atrás queda el apagado rumor de voces
y los brillos y las luces
y los brillos y las luces
de lámparas y bronces.
Volando sobre fosos y barrancos
corro con el viento
en busca de los misterios
que palpitan como estrellas
entre los anudados lazos de la noche.
Hundo mi mano en el centro de mi pecho
y extraigo mi corazón extasiado
brillando como una luna llena
y lo dejo así, suspendido en el éter,
palpitando luces de añoranza.
Hundo mi mano en el centro de mi pecho
y extraigo mi corazón extasiado
brillando como una luna llena
y lo dejo así, suspendido en el éter,
palpitando luces de añoranza.
C
Junio 2017
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