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A la medianoche
por los caminos del sueño
paseo, sonámbula,
guardando en la mano
la llave que destraba
los tres candados del tiempo.
Y sin abrir los ojos
me veo
frágil, transparente,
con los pies acariciando
el polvoriento sendero.
Mi cintura verde,
de agua, se degrada
en un ecuador oceánico
donde acaban y a donde fluyen
todos los mares
y todas las aguas.
Mis ojos
son dos aves de fuego
que planean alto, sobre el horizonte,
desgranando las estrellas;
y desde allí se elevan ardientes y veloces
hacia su hogar
en lejanísimas esferas siderales.
Me roza el verbo
suavemente
y me susurra al oído:
"Despierta y vuelve,
la vida es también poesía"
C
Enero 2017
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