Bailabas en mis sueños de esta noche,
con tus brazos alzados girabas
y con la punta de tus dedos
unías los cielos con la tierra.
Más en tu cara una herida
hablaba el lenguaje de la calle.
Quise curarte.
Quise hablar, y decirte
que la casa de un poeta
es tan solo el umbral de una puerta
constantemente abierta...
Pero ya no me quedaban las palabras
precisas que pudieran explicarlo...
No pude preguntarte si venías
de mi mismo sueño
antes de que te fueras enredado
en uno de tus giros milenarios.
C
Mayo 2016
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