Desde mi ventana oigo cabalgar las nubes
como alados dragones
o gigantes delfines azules.
Van tanteando espacios
buscando un árbol donde hacerse un nido.
Si vinieran a preguntarme
yo les hablaría de un árbol divino
del que mana la luz
y del que brotan los cielos
eternamente florecidos.
Consuelo
Octubre 2013
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