Caminé a tientas
por la arboleda
siguiendo las indicaciones
escondidas en los mapas.
Más no encontré las tablas de la Ley.
Todo estaba escrito ya,
desde mucho antes,
en los árboles
en el aire
en las yemas de las ramas
en el canto de los pájaros
en la luz del sol
y en el lento derramar
de las nubes
sus lágrimas de cristal.
Todas las palabras
y la única Ley.
Ven, conmigo,
y juguemos a desgranarlas todas
entre los suaves vientos.
Como sueños fecundados
y felices,
tal vez viajen lejos
y pueblen universos.
C
Diciembre 2022