Por si tuviera que explicarte
lo de mis horas azules,
tan hermosas, tan difíciles,
y solitarias,
tan frágiles
e inexplicables,
me vengo a espacios muy abiertos
para inventarme palabras nuevas
que tal vez pudieras entender.
Y las voy soltando dulcemente
entre el viento que se detiene sobre mi piel
y sobre las aguas del mar,
y miro como las van deletreando
y aprendiendo
con sabor a sal.
Quizá ahora sepas
por qué te llama tanto el azul del mar
y por qué sientes mis manos en el viento,
y oyes como palabras
que no sabes como explicar.
C
Septiembre 2020