Detrás de esos sonidos tan leves, tan nuestros y tan de siempre viene el viento tan suave a decirme que aún estando a más de mil millas tierra adentro puede llegarme el aire húmedo espeso de salitre y acariciarme... Y me trae el aroma de las conchas en la playa y de las algas jugando entre las aguas y el canto de gaviotas a una octava por debajo del batir de sus alas contra el viento... Y me trae también como de un tsunami derramadas todas tus miradas que recojo entre mis manos y las acerco a mi pecho, como tesoros encontrados. Y rezuman de mis labios esponjas y corales trazando un puente desde tus mares a mis mares.
Tú y yo sin apenas saberlo éramos náufragos con destino a la misma isla secreta, mágica y escondida.
C Enero 2019
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